ELLAS NACIERON BIOLÓGICAMENTE VARONES, PERO CON IDENTIDAD FEMENINA. PARA DEMOSTRAR EXTERIORMENTE SU ESENCIA HAN PASADO POR UNA TRANSICIÓN, CONVIRTIÉNDOSE EN UNA DE LAS MILES DE TRANSGÉNEROS EN NUESTRO PAÍS. AQUÍ NOS CUENTAN CÓMO LUCHAN POR QUE LA SOCIEDAD LAS ACEPTE Y EL ESTADO RECONOZCA SUS DERECHOS…
“Tengo éxito en Tinder y en las discotecas”
LEYLA HUERTAS CASTILLO
SER TRANS no tiene que ver con quién te gusta, sino con tu identidad. Yo supe que era mujer desde muy chica, pero mi transición la empecé recién a los 26 años, una edad en la que una ya cuenta con cierta madurez emocional. Justo acababa de terminar la universidad. Me gradué en Agronomía, pero no pude desarrollar mi carrera profesional, pues por más currículum que mandé ninguna empresa me contrató debido a la discriminación que existe hacia personas transgénero. Desde hace un año dirijo Fémina, un estudio de investigación de la ONG Epicentro que busca estrategias para mejorar la situación de las mujeres trans con VIH. No solo dándoles condones, sino también terapia hormonal. Las reuniones que he convocado me han hecho conocer a personas muy capaces que también les cuesta conseguir empleo por su condición. En el aspecto legal es complicadísimo, pero en el aspecto social es divertidísimo. A los hombres peruanos les gustan las trans. Tengo éxito tanto en Tinder como en discotecas. Al comienzo dicen que no, más por guardar las apariencias con los amigos, pero después lo ven como algo normal. Realmente no se complican.
“Hay que educar a la sociedad sobre nosotros”
MARINA KAPOOR
EMPECÉ A HORMONARME y a transformar mi cuerpo a los 18 años. Al notar esos cambios, mi madre se desesperó tanto que un día cogió un cuchillo y me atacó. Tuve que internarla un mes en salud mental. Quizá le afectó, especialmente, porque yo era su único varón. Mi padre sí me comprendió. “Aunque te pegue igual te van a seguir gustando los hombres”, me dijo antes de abrazarme. Otro momento difícil para mí fue cuando casi muero tras una inyección mal puesta. Me ponía medio litro de polímero cada año en una jeringa grande, que se compra en las veterinarias, para darle volumen a los glúteos y formar las caderas. En una de las últimas sesiones la encargada me puso la anestesia directo a la vena y casi me voy a la otra.
Me incomoda que en la calle me vean como un bicho raro. Deberíamos vivir cada uno nuestro día a día, sin andar fijándonos en los demás. El gran problema es que algunas personas utilizan la ignorancia de la gente para discriminarnos. Para salir de eso hay que educar a la sociedad sobre nosotros.
He notado, felizmente, un cambio positivo en las municipalidades. Hace poco el gerente de una tienda me faltó el respeto. Se refería a mí como “señor, señor” y cuando le increpé que no me llame así me dijo “es que no sé qué eres”. Fui a la comisaría a traer al fiscal y este se portó muy bien. Espero que sigamos avanzando como sociedad. Por lo menos mi mamá ya se refiere a mí como transexual y no como “el monstruo”.
“Tengo que reclamarle al Estado por mi identidad”
IVANNY ALESSA SUÁREZ
MIENTRAS en otros países el cambio de nombre en el DNI es por la vía administrativa, en Perú todavía se tiene que hacer por la vía judicial. Es decir, hay que pagarle a un abogado para reclamarle al Estado por tu propia identidad. Increíblemente hay casos en que te la pueden negar. No hay nada mejor que mostrarse tal y como es uno de forma espontánea. Cuando era hombre no podía hacerlo. Todo el tiempo tenía que fingir una actitud masculina y pensar en cómo debía actuar. Por eso al ser mayor de edad fui al endocrinólogo para iniciar mi transición. Al comienzo el médico no me entendió, pero luego se informó bastante y me ayudó. Yo ahorraba las propinas que me daba mi papá para pagar las consultas y el tratamiento. Noté que había dado resultado cuando entré a los servicios higiénicos de hombres de un supermercado y un chico me dijo “amiga, te has equivocado, el baño de mujeres es al lado”. Ahora estudio estilismo y trato de desenvolverme profesionalmente. Al verme en el espejo me reconozco y me gusto a mí misma. Afortunadamente el juicio por mi DNI salió a mi favor y solo espero que pasen las elecciones, pues en esa época no se podía hacer modificaciones, para canjearlo.
“Me veo y siento como una mujer completa”
CECILIA CASTILLO
COMO EN TODO, hay cosas buenas y cosas malas de ser mujer. Me gusta sentirme halagada con los piropos de los chicos en la calle y me desagrada el acoso callejero o ser vista solo como un objeto sexual. El hombre no comprende que el cuerpo de una mujer es de ella, no de él. Desde pequeña me sentía mujer. No estaba conforme con la imagen de niño que mostraba exteriormente. No me gustaba usar pantalón o camisa, prefería la ropa femenina. Al no estar identificada con lo biológico de un hombre fui investigando, hasta redescubrir que era una mujer trans.
Empecé el tratamiento hormonal a los 19, paré un tiempo y lo retomé a los 21. En ese proceso hubo momentos de dificultad, como el dolor que sentía al crecerme el pezón. Pero la felicidad era mayor, al notar que un vestido me quedaba bien, la forma de mi cuerpo cambiaba, la vellosidad se reducía y el cabello me crecía.
Me veo y siento como una chica. Afortunadamente he podido conseguir un trabajo de teleoperadora en un call center. Allí me tratan como a una chica más. Y eso me gusta, porque nosotros somos mujeres. Mujeres completas.
“Estuve en La Marina y me subía la adrenalina pensar que me podían descubrir”
SABY CATASHUNGA
UNA HA TENIDO tantas experiencias que la marcan, pero de todo hay que sacar lo bueno. Desde que tengo uso de razón me sentí diferente de todos los niños de mi edad. Algo que me nacía adentro, difícil de explicar con palabras. Empecé mi transición hace 6 años. Antes me consideraba gay, pues no sabía que era trans. Mi mamá cree que solo hay hombre y mujer y por eso he pasado duros momentos con ella. Me veía mal porque me vestía con ropa pegada. Trato de llevar la fiesta en paz, pero no faltan las discusiones. Noto su incomodidad, por ejemplo cuando me dice córtate el pelo. Pero qué puedo hacer si es parte de mi identidad. Soy conductora de vehículos. Llevo a personas que
me conocen desde hace tiempo y confían en mí. Para una trans es difícil conseguir empleo. He llevado mi CV a diferentes empresas y siempre me dicen que no hay vacantes.
Sin embargo, sí sé que reciben nuevo personal. Me incomoda que cuando hago colas algunos se burlan, pero es mi vida y punto. Ellos para mí no son nadie. Estuve dos años en La Marina, entre el 95 y el 97. En ese tiempo era obligatorio y bastante duro. Debo decir que me enseñó bastantes cosas, como orden, limpieza y lealtad. Tuve una que otra aventura adentro. Me subía la adrenalina al pensar que me podían descubrir. No sé cómo habré sido mi vida pasada, pero si me dieran la opción volvería a elegir ser trans para seguir luchando por nuestros derechos.
“Pagamos nuestros impuestos, pero no nos reconocen como ciudadanas”
ALESSANDRA BRISTOL
EN MI MENTE siempre me sentí mujer. Me gusta esa forma femenina de ver la vida con cautela, analizar muy bien las cosas y ser sensible. Cuando hago terapia hormonal me vienen los mismos síntomas que las chicas pasan cuando están con la regla, desde llorar mucho hasta tender a ser histérica. Eso no me gusta, pero es parte de ser mujer.
Hay que tener mucha valentía y autoestima para ser trans. Una sabe que los que pasen voltearán a mirarte, algunos sorprendidos y otros molestos. La sociedad es cruel y la presión es más negativa que positiva. El Estado tampoco ayuda mucho, pues falta que apruebe un proyecto de ley de identidad de género, que vaya de la mano de una ley laboral. Nosotras pagamos nuestros impuestos pero no nos reconocen como ciudadanas. En mi caso, ninguna persona me ha manifestado repulsión. Mis padres me apoyaron y en el colegio nadie se metía conmigo, más bien yo mostraba liderazgo. El único problema que tengo es con los chicos en la calle, ya que varios me dicen cosas. No me agrada porque algunos de sus “piropos” son excesivos. Estudié diseño de moda en los más prestigiosos institutos y he vestido a gente muy importante. Mi estilo es vintage, clásico, romántico y un poco sexy. La alta costura y el pret-à-porter con detalles de lujos son lo mío. Por el momento me dedico al maquillaje profesional, pero sin duda pronto volveré al mundo de la moda.